En las diferencias entre seres humanos está la esencia. Somos seres únicos, pero es de la unión de nuestras diferencias que generamos nuevas vidas, cada una de ellas distinta de la otra. Cada uno de nosotros somos parte indispensables de un todo.
Esta privilegiada ubicación en el centro de la infinita Ciudad de México, en el Paseo de Reforma, fue la ocasión excelente para expresar de poderosamente que somos hojas de un mismo árbol, con nuestros matices, pero con una misma raíz. Que nos une un tronco sólido y firme, cuya raíz es común para todos. Que un individuo lo es, porque forma parte de un ente mayor.